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>¿CUANTO LE QUEDA AL BEISBOL PROFESIONAL VENEZOLANO?

10 Feb

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Por Andrés Pascual

       Posiblemente Hugo Chávez utilice una coartada especial para descabezar la Liga Venezolana de Beisbol Invernal en relación con la intervención (robo a caja destemplada) de la propiedad privada, que se fundamentaría en “no patrocinadores, no beisbol profesional”; las recientes suspensiones de RCTV y varias estaciones televisivas, además de otras tantas de radio, se ejecutaron según decreto, pero amparado en el incumplimiento de compromisos impositivos con mayor dosis ideológica que otra cosa.
      Ya nadie duda del rumbo de Chávez: “proa al futuro a través de las plácidas aguas del mar de felicidad por las que navega el casco cubano, a punto de encallar contra el iceberg de su propia insuficiencia” Por lo pronto, a pesar de su petróleo, ya los venezolanos deben estar comprando sus lamparitas de kerosene o quinqués, como le decimos en Cuba…
      Hay una similitud extraordinaria entre los casos de Cuba y Venezuela: Castro liquidó la pelota profesional en el momento de mayor esplendor y más productivo como primer deporte y pasatiempo nacional; Chávez va a hacer lo mismo con el venezolano, también en su mejor momento y, el espacio que le está abriendo al balompié. tiene como objetivo, igual que en la Isla Esclava, suplantar el fanatismo nacional de un deporte por otro hasta constituirlo en deporte preferencial.
       ¿Podría ocurrir eso en Venezuela? Por qué no, ocurrió en Cuba y, hasta ahora, el desgobierno venezolano es una copia al papel carbón del castrocomunismo con su partido socialista, la aceptación del marxismo como ideología personal y de obligada imposición masiva del casi dictador y toda esa berraquería estúpida y peligrosa del “movimiento bolivariano”. Eso no lo puede dudar nadie. Lo que interesa saber es cuándo estará “a punto de caramelo” el plumazo que haga públicas y oficiales la guillotina contra el profesionalismo, sobre todo en beisbol y boxeo y, después, culpar al Imperialismo y a los oligarcas “pityyanquis” de la desaparición arbitraria por imposición del deporte rentado que, apuesto lo que sea, se va a justificar con la frase más estúpida y meridianamente mentirosa e hipócrita jamas dicha al efecto, slogan perdedor de Castro en 1962: “Otro triunfo de la pelota libre sobre la pelota esclava”
       Entonces deberán decidir aquellos liga grande de la tierra del Patón Carrasquel entre quedarse en su patria expropiada como entrenadores inoperantes, dirigidos por cubanos “calificados para tratar ideológicamente con un alumnado necesitado de adoctrinamiento; pero alertas para cruzar la frontera a la primera oportunidad”, o continuar jugando en Estados Unidos por algunos millones y en calidad total de “enemigos de su patria” por tan agresivo gesto…
       En ese momento, Chávez tendrá jugadores insignias casi retirados y novatos desconocidos que “darán el paso al frente”; incluso una parte mínima e incompetente de la crónica del sector quedará allí, como dueños absolutos de la difusión en prensa plana y radio-televisiva del nuevo deporte “sin máculas” y un público, “ militante y entusiasta”, llenará a reventar el día inaugural de la Serie Venezolana Amateur I, preparada  para defender su status de “mejor pelota del mundo después de la castrista”.
       El beisbol es un deporte que hace el éxito deportivo, artístico y económico del jugador hispano en Norteamérica y no es del agrado de los comunistas relacionar el éxito de “su gente”, célula originaria de “la masa proletaria y militante” que se persigue, con el mercado “brutal y explotador” del imperialismo yanqui.
      Es necesario que el jugador de pelota venezolano entienda en qué lugar se encuentra la perspectiva a corto plazo de su futuro; que entiendan que esto no es un juego, que cuando más de 30 cubanos ayudaron con su esfuerzo a hacer más fuerte la liga venezolana durante los 60’s y los 70’s, no estaban actuando en La Habana con los equipos tradicionales criollos, sencillamente, porque una fuerza mayor y ajena a los intereses del país, les arrancó su beisbol y su patria.
      ¿Que no puede pasar allí? ¿Qué no ocurre diariamente en Venezuela que no se haya hecho por Castro antes? Quiero una sola razón que me convenza…Solo una.

Pie de grabado: A la pelota profesional venezolana le queda menos que al célebre merengue a la puerta de un colegio

>MAS DECADENTE QUE PERDER UN CAMPEONATICO

9 Feb

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Por Andrés Pascual

       José Ramón Fernández, El Gallego, Zar del deporte castrocomunista, ex instructor de la Escuela Militar de Fulgencio Batista que también mandó en “la rama” de Educación, informó que la instancia profesional del beisbol japonés, sin definir si profesional o semi-pro, le brindaría un par de cursillos a entrenadores castristas en La Habana y en Santiago de Cuba. Debería escribir “sin comentarios”, sin embargo, voy a sacarle “las tiras de pellejo” a esta situación, que no es una más en la larga lucha de la dictadura (el 1ero. de enero se cumplieron 52 años) contra la pelota cubana.
       Según el tipo, 3 entrenadores, enviados desde la tierra de Toshiro Mifune, le impartirían “mínimo técnicos” (expresión que pusieron de moda durante los 60’s con aquella de “lápiz, cartilla, manual, alfabetizar, alfabetizar, venceremos…), sobre el juego de pelota a similares cubanos que, por tal razón, hay que ponerlos en el plano de los soviéticos cuando Castro se empeñó en enseñarlos a jugar pelota y les enviaba entrenadores y a algún que otro equipo de los llamados Castro B (no confundirse, nunca Cuba).
       Bateo, fildeo, corrido de las bases, pensamiento “técnico-táctico”, pitcheo…de la forma como Fernández lo enfocó y por utilizar ciertos recursos de la personalidad del oriental aplicadas al juego como “entrenamiento duro”, pues, que nadie dude que lo religioso debe estar presente en el nuevo modelo de preparación. Cuando perdió contra Japón en el segundo de los mal llamados clásicos, el propio tirano “orientó” en una Reflexión que había que hacer las cosas a lo japonés, por lo que, muchos, estábamos preparados para el cambio y solo faltaba la fecha de lo que será una catastrófe que adelantará la muerte (es lo que buscan), del pasatiempo.
      Detrás queda una huella de magnificencia, de grandeza a la que Japón nunca se le hubiera podido acercar; porque la pelota cubana era una réplica a escala menor del Beisbol Organizado, que hubiera continuado adecuándose al modernismo de los tiempos y manteniendo la misma distancia del resto, Latinoamérica o Japón, a su favor. Pero la llegada del castrismo, que acabó con el país, destruyó y pisoteó tan trascendental deporte en Cuba.
      Olvidada o desconocida está la serie que jugaron los Gigantes de Tokio, en 1956, contra una mezcla de novatos y veteranos de los Cubans, que no le interesó a nadie, porque no tenían nada interesante que ofrecer en el terreno y, con concurrencias inferiores a 2,000 fanáticos, los cubrió la prensa por asignación obligada de cortesía que por otra cosa.
      Lo más peligroso que dijo el “espadón” en la reunión del Comité Olímpico Cubano fue que: “había que elevar el nivel del balompié, de gran popularidad entre los jóvenes del país”, eso se sabe, es la ofensiva final que concluye con el desplazamiento del beisbol por el fútbol. La contribución decisiva al descabezamiento del otrora deporte nacional, de verdadero alto rendimiento por su trascendencia internacional y por sus resultados.
      El individuo repitió lo dicho por el Hermano en Jefe sobre cualquier medida de mejoras a la pelota; sencillamente, no hay, de ahora en adelante, el deporte que recibirá atención es el social, como la educación física generalizada (¿Regresan los Fisminutos?) para que, si a los americanos se les ocurre, como hacen desde 1960, encuentren una población combativa y preparada, capaz de escribir las páginas de la historia trágica que le faltan al libro inconcluso del sátrapa, que no ha podido cerrar porque no se ha concretado su sueño-epílogo: un Sagunto o Numancia de corte tropical en el Mar Caribe.
      De momento, quienes deben leer las entrelíneas (como le sugirió Alonso Quijano a Sancho), es el pueblo. En ellas están escondidas, con respecto al futuro del beisbol cubano, más cosas que en los manuscritos de Nostradamus con respecto al fin del mundo. Y hablo de aquellos a quienes todavía les gusta el juego de pelota en la isla, para ver si no los intercepta Inmigración con los pies mojados y pueden llegar al Sun Light Stadium con las extremidades secas.

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Pie de grabado: Al Gallego Fernández le encargaron que echara, sobre las esperanzas fanáticas, el célebre “cubo de agua fría”

Deportes 007

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